divendres, 27 de desembre del 2013

Una nueva vida

Hace tanto que no escribo... El último día fue un 7, un 7 diferente: el día que supimos que una nueva vida nos había elegido como papás. Desde entonces he sentido una especie de bloqueo, cierta incapacidad para poder escribir, para poder contar. Quizás también ha sido protección hacia nuestro bebé, o algún tipo de superstición que no me permitía compartir abiertamente la maravillosa noticia. 

Estoy embarazada. A veces tengo que repetírlo en voz alta para acabar de creérmelo. Una vida crece en mi vientre, un pequeño milagro. ¡Es tan emocionante!

En estas semanas ha habido de todo. Empezamos con mucha alegría. Quería vivir con este bebé muchas de las cosas que no me permití vivir con sus hermanas. Pero después empezaron los sangrados y con ellos el miedo inmenso a perderle. Desde entonces voy alternando sentimientos.

Nuestr@ hij@ nos está enseñando muchas cosas, especialmente a confiar. A pesar de todos los sustos que nos hemos llevado, ahí está, creciendo y latiendo fuerte.

Está siendo muy difícil, sobre todo ahora que empezamos el temido segundo trimestre. Intento vivir el día a día, sin pensar mucho en el futuro, disfrutando de los momentos que vivimos juntos. Paso a paso, metas cortas. Tengo que hacer camino de la mano del miedo, pero también de la ilusión. Ambos van haciendo turnos en mi cabeza, aparece el uno y luego el otro. Parece que de momento gana la segunda.

Con el entorno también es complicado. No se está preparado para vivir este día a día. La gente únicamente piensa en cuando el bebé haya nacido. A alguno@s les cuesta entender que no querer mirar más allá de mañana no es pesimismo, sino otra manera de vivir el embarazo, quizá hasta mejor de la que ell@s me plantean. Nuestro bebé ya es nuestr@ hij@, le queremos por lo que es ahora, no por lo que puede llegar a ser en un futuro.

También hay una parte que, aunque no lo dice, transmite cierta falta de confianza. Se agarran a la parte médica como si fueran una especie de dioses de los que depende la vida de nuestro bebé. Como si mi cuerpo y nuestro pequeño no fuéramos lo suficientemente capaces. No me entendáis mal, creo en la medicina y la considero necesaria en muchos momentos. Pero también creo en mí y en esta nueva vida. Somos un equipo y podemos conseguirlo.

¡Quédate, pequeñ@!