dimecres, 14 d’agost del 2013

Un siempre en el jamás

He repetido muchas veces como la maternidad me ha cambiado, a veces sin darme cuenta. Es como si me hubieran dado unas gafas nuevas para mirar el mundo y que me permiten, especialmente, ser consciente de los momentos mágicos que tiene la vida. ¡Y disfrutarlos!

Uno de mis libros favoritos de los últimos años es La elegancia del erizo de Muriel Barbery. Lo descubrí por casualidad en uno de los viajes más especiales que hemos hecho el papá y yo, hace unos 5 años. En ese momento me encantó y lo he releído varias veces. Hace unos días se lo presté a una de "mis mamás mariposa" y algo me llevó a abrir la última página:

"Pero sé que nos hemos parado en seco los dos y hemos respirado hondo, dejando que el sol nos calentara la cara y escuchando la música que venía de arriba.
(...) 
Pensando en esto esta noche, con el corazón y el estómago hechos papilla, me digo que a fin de cuentas quizá sea eso la vida: mucha desesperación pero también algunos momentos de belleza donde el tiempo ya no es igual. Es como si las notas musicales hicieran una suerte de paréntesis en el tiempo, una suspensión, otro lugar aquí mismo, un siempre en el jamás.
Sí, eso es, un siempre en el jamás.
(...)
Pues, por usted, a partir de ahora buscaré los siempres en los jamases.
La belleza en este mundo."

Y me conmoví. Fue uno de esos momentos mágicos: un siempre en el jamás.

Porque esa soy yo pues, por mis hijas, estoy buscando los siempres en los jamases. Porque en la belleza de este mundo es donde puedo encontrarme con ellas.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada