dimecres, 31 de juliol del 2013

Uma Manita: dando voz a la pérdida

Seguro que much@s de los que visitáis este blog conocéis Uma Manita. Fue creada por Jillian y Juan, los padres de Uma, que nació sin vida en el año 2007. Tuve la suerte de conocer a Jillian y a su hermano Paul en Barcelona y me quedé realmente impresionada: cuánta sabiduría, cuántas ideas, cuántos proyectos, cuántas ganas, cuánta ilusión, cuánto amor...

El último proyecto en el que se han embarcado ha sido una encuesta a nivel nacional sobre la experiencia con el sistema sanitario español de las madres que han sufrido una pérdida durante el embarazo. Con los datos obtenidos de esta encuesta se podrá tener información fiable de cómo es la atención sanitaria en los casos de pérdida y cuáles son las necesidades reales de las familias que pasamos por ello. Obtener esta información es muy importante para poder trabajar para que esa atención mejore.

¿Sabéis que es lo que más me ha gustado de hacer la encuesta? Pensar que mis hijas están ayudando a otros bebés y a sus familias, que por desgracia pasarán por ello, a que su despedida sea más respetada, valorada, atendida... Son esos pequeños detalles que le dan sentido algo de sentido a su muerte.

Así que si eres una madre que ha perdido a su bebé desde la semana 16 en adelante o en el momento del parto te animo a rellenar la encuesta que encontrarás aquí:


Si no has vivido la experiencia personalmente también puedes ayudar dando difusión, entre las personas de tu entorno, redes sociales, contactos en hospitales... 

Por pequeña que parezca, tu colaboración es muy importante. Gracias de antemano.

Gracias especialmente a Jillian, Juan y Paul por su dedicación.

Si queréis saber más:



dimarts, 23 de juliol del 2013

La felicidad de los demás es también mía

Mi hermano y su mujer anunciaron su boda poco después de perder a Aina. Fue muy duro: mi mundo se había parado y no podía entender que la vida pudiera seguir para el resto. No podía evitar sentir una rabia irracional hacia ellos. No tenía que ver con su boda, sino con el hecho de haber perdido a mis hijas. Necesitaba enfadarme con algo, con alguien, como una manera más de exteriorizar ese dolor y esa rabia porque mis hijas no estaban conmigo y su boda fue la "excusa" perfecta. 

Escribí sobre ello hace un año en La felicidad de los demás y ahora puedo decir que sí, que ya soy capaz de celebrar. 

Se casaron el sábado pasado. Ha sido un año de preparativos de boda en los que yo también he ido evolucionando. Pasando por la rabia, la culpabilidad, el hastío, la indiferencia,... la aceptación y, finalmente, la ilusión y la alegría. Disfruté de su día y de los previos como la que más, me contagiaron su propia ilusión. Pero también intuyo que ha sido así porque en su momento me permití tener pensamientos más negativos, sin forzarme, intentando entenderme y perdonándome siempre. Porque como dice una querida compañera: en el duelo no existen los "tienes que" ni los "debes de". Todo llega en el momento adecuado.

En esa entrada del blog que os comentaba anteriormente mi hermano me escribió en ese día tan importante quiero que estén junto a nosotros de alguna manera y lo estuvieron. ¡Mis hijas estuvieron en la boda de sus tíos!

Pusieron una de nuestras canciones Mar, el poder del mar y mi hermano me leyó una carta de la que os traduzco un trocito:

Este ha sido un año complicado para ti por la pérdida de las niñas. Pero al final, como siempre nos has mostrado tu fortaleza. Por esa fortaleza que muestras en todo momento me gustaría parecerme a ti. 
Estoy seguro de que conoces estas canción: Mar, el poder del mar, donde están tus hijas, Júlia y Aina, que no podían faltar en esta celebración, junto a su compañero peludo Foskito.

Y a todo esto le acompañaban sus flores, junto con la de nuestro amigo de cuatro patas:


No sé si podréis imaginar la emoción que me invadía en ese momento. Escuchar los nombres de Júlia y Aina delante de todos los invitados, dándoles identidad como parte de nuestra familia, ver como la gente se emocionaba conmigo... Algunos se atrevieron a preguntarme cuando nunca antes habían hablado de ello conmigo... Pero lo que más me emociona es que mi hermano y mi cuñada les dedicaran un trocito de su día a mis hijas. Es un regalo tan grande, que el abrazo que les di no basta para agradecerlo.

Júlia y Aina tienen unos tíos maravillosos.

diumenge, 7 de juliol del 2013

Ariadna

Ayer estuvimos en el cumpleaños de Ariadna. ¡Dos años, ya!

Es una niña muy especial para mí porque, además de ser la hija de mi gran amiga, me conecta mucho con mi maternidad, con mis hijas.

Su mamá y yo fuimos a comprar la prueba de embarazo juntas. La mía fue negativa, pero la de su mamá mostró esa hermosa rallita que tanto nos emociona. Fui tan feliz...

Hace dos años, cuando nació y fuimos a conocerla, Júlia ya me acompañaba. ¡Qué bonita era y sigue siendo! La gente me decía que en unos meses me tocaría a mí. Por un lado me encantaba escucharlos pero, por otro, no lograba imaginarme con una pequeña personita en brazos... 

Ariadna fue el primer bebé que vi, el día después de perder a Júlia. Su mamá no estaba muy convencida, pero yo necesitaba verla y comprobar que es posible, que los bebés también viven y crecen. En mi duelo me ayudó a ver que la vida no se había parado.

Compartí con Aina la ropa que su mamá había llevado con Ariadna en su vientre. Al fin se la he devuelto, más de un año después. Necesitaba sacarla de casa, es una manera simbólica de aceptar mi vida como es y no por lo que puede ser. Ahora no la necesito.

Embarazada de Aina me permití hacer algunos planes: pensar que la ropita que llevaba Ariadna de bebé, la llevaría más tarde mi pequeña. Tenían que llevarse un año de diferencia.

No olvidaré su primer cumpleaños, en pleno duelo por Aina, las lágrimas y el abrazo de su mamá cuando me vio llegar. No sabia si asistir. Encontrarme con otros bebés que me recordaría constantemente que yo debería estar allí también con mi hija.

En este segundo cumpleaños también han estado esos bebés, ya no tan bebés, y no ha dolido su presencia. He recordado a mis hijas, cómo no, pero sabía que no debía estar allí con ellas, porque esa es otra vida.

Me emociono al pensar cómo será mi vida en su tercer cumpleaños... Sea como sea, será la mía. 

VInt-i-dos i setze mesos

Júlia i Aina,

La padrina ens segueix fent regalets: espelmes de floretes que avui s'encenen per recordar-vos en el nostre dia, el nostre 7.



Ja no és necessari fer-ho, però m'encanta seguir encenent-les, si som a ca nostra, entre les 19.00 i les 20.00, l'hora en que vareu partir... 

Tenc col·leccions de floretes en diferents objectes que m'acompanyen en el dia a dia, que formen part de la meva vida, com vosaltres, com la vostra presència i la vostra absència. Formau part de mi.

Vos estim, floretes meves.

dimarts, 2 de juliol del 2013

Y llegó el día

De vez en cuando me vienen las ganas de escribir: abro una nueva entrada, plasmo algunas ideas y luego la dejo. La entrada queda inacabada para retomarla días o semanas después. Esas ganas de escribir suelen venir al terminar un día especial, como hoy.

No lo teníamos planeado, para variar: el papá ha propuesto ir a pasar el día al mar de mis hijas y a eso nunca me niego. Un niño del cole me regaló el otro día un ramo de flores, causalmente con tres gerberas rojas, así que las hemos llevado: para Júlia, para Aina y para Fosc (esa playa también era muy especial para él, para toda la familia).

Como siempre, cargando pilas: el paseo, el baño en el mar, jugar con los perros, tomar el sol, rebozarse en la arena... ¡Las endorfinas a tope! Miro hacia atrás y nunca creí que volvería a sentirme así de bien después de perder a mis hijas. Pero sí, sí se puede.

Aunque este no era el motivo de esta entrada.

Al llegar a casa he sentido esas ganas de escribir y he revisado los borradores. He encontrado uno de hace unos meses que no había acabado ni publicado. Hoy es el día de hacerlo porque especialmente hoy lo siento asi.

Y llega el día en que lo ves todo claro...

Han sido meses de sí y no, de arriba y abajo, de dudas y certezas. No ha sido fácil, pero lo he conseguido. Ahora sí, ahora ya soy capaz de enfrentarme a ello: un nuevo embarazo.

Me he dado cuenta de las ganas que tengo de sentir vida dentro de mí, de nuevo.

Sé a lo que me enfrento, pero ahora me siento fuerte para caminar de la mano de la ilusión y el miedo.

Y añado.

No pensé que este día llegaría, que sería capaz de volver a creer que es posible, que una nueva vida puede llegar para quedarse. Supongo que ahora es "fácil" porque aún no estoy embarazada y los miedos intensos, la posibilidad de la pérdida real, no existen. Pero este es el estado emocional que necesitaba, que necesitábamos para empezar. Sin prisas, sin calendarios, sin tiempo... Sólo con amor.

El resto no depende de nosotros. Aceptarlo ha sido también un descanso, una descarga de tensión y presión. Algo que me recuerda a la libertad...

Sigo dando grandes pasos...