diumenge, 12 de maig del 2013

Un pueblecito de la costa

Mis padres compraron una casa al lado del mar. Recuerdo cuando toda la familia fuimos a verla para decidir si se hacía o no la compra. Yo estaba en la terraza de la casa, pidiéndole a una canica, mi bolita mágica, que mis padres aceptaran quedarse con ella. No sabéis la alegría que tuve cuando dijeron que sí. No podia imaginar lo especial que iba a ser ese lugar en mi vida.

Recuerdo correr por el bosque, pasear por las rocas del muelle, jugar con las olas del mar...

El disgusto se lo llevó mi padre, años después, cuando mi interés por ese pueblecito cambió. Ya no me apetecía la tranquilidad del lugar. La adolescencia tiene estas cosas. Aunque siempre me ha servido como lugar de retiro, sentarme a la orilla del mar, escribir, pensar, llorar... Si ese mar hablara...

Pero el tiempo pasa, las aficiones, los gustos y los intereses cambian. Conocí al papá y ese precioso pueblecito empezó a ser especial para nosotros. Después de un fin de semana maravilloso allí, decidimos empezar una vida como pareja. Hemos disfrutado de bonitos días de familia humano-animal. ¡Tenéis que ver lo bien que lo pasan Nano y Truc! La de veces que hemos dicho que si el trabajo no estuviera tan lejos viviríamos allí.

Sobre todo se ha convertido en un lugar ligado con mi maternidad. ¡Menudos paseos y baños nos hemos dado Júlia y yo en sus playas!

Pero sobre todo, está ligado con Aina.

Fue allí donde llego la ansiada menstruación que me daba "luz verde" para intentar de nuevo la búsqueda.

Fue allí donde la concebimos.

Fue allí donde, después de un paseo con llanto, me senté en esa terraza y le escribí estas palabras, sin saber que ya había llegado a nuestras vidas. Escribí una entrada con ellas 08/11/11 o una intuició, y hoy os la dejo traducida:

No sé a quién escribo. Ni siquiera sé si empiezas a existir. ¡Ojalá!
Me da cosa ilusionarme. Tengo miedo. Estoy contenta. Son mezclas de sensaciones.
Me gusta pensar que quizás existes dentro de mí, pero no quiero creer que sea así.
No quiero ser impaciente porque sé que llegarás. Pero no puedo evitarlo.
Imaginarte...
¿Algún día llegarás? Se hace extraño pensarlo. ¡Me apetece tanto!
¿mi cuerpo cambia realmente o es mi imaginacion?
¿Son las ganas? ¿La impaciencia?
Fue madre un momento y ahora ya no. Es tan extraño...
Te echo de menos y no te conozco. Ni siquiera eres.
El mar me recuerda a ti. No es un Tú personal, es una idea de ti.
Quizás ni te guste el agua.
Quizás me recuerde a mí.

Fue allí donde nos dimos largos paseos, ya consciente de su existencia.

También hubo momentos malos, de ansiedades y miedos de perderla.

Por ello fue allí donde elegimos despedirla, junto con su hermana, donde hemos hecho gran parte de los rituales especiales para ellas.

También allí es donde he decidido reconciliarme conmigo misma, con mi cuerpo, corriendo y nadando desnuda en ese mar, saltando en el agua, riendo y gritando, sintiéndome viva, parte de esa preciosa naturaleza y disfrutar de esta vida que tengo ahora, sin pensar más allá. 

Soy mujer, soy poderosa, me repito.

La bolita era mucho más mágica de lo que yo podía imaginar.

4 comentaris:

  1. Hola, Essie:

    Me encanta leer tus post, pues entre tus lineas fluye el amor que continuas mostrando a tus hijas pero también un inquebrantable deseo de seguir mirando hacia delante. Un besito

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  2. Eso intento, aunque a veces sea difícil orientar la brújula...

    Gracias por estar ahi.

    Otro beso para ti

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  3. em sent tant identificada amb estes línies, però tant tant!!!! uffff!!!! com es poden tindre estes sensacions tan similars!!!!

    bes immens!!!! seguim!!!!

    paueta

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  4. Es increíble quan veus descrits els teus sentiments en paraules d'una altra persona. A mí també em passa quan et llegeixo.

    Sort que els nostres camins es trobaren, malgrat la foscor del moment.

    Seguim, Pau, seguim!!!

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