dissabte, 30 de març del 2013

Un hijo es para siempre

Hay personas que tienen una habilidad especial para poner palabras a lo que sientes y piensas. Una de ellas es Mónica Álvarez, psicóloga perinatal especializada en duelo (entre otras muchas cosas). 

En su colaboración en la revista on line Mirar al cielo nos cuenta:

Un hijo es para siempre: 3 argumentos irrefutables que lo constatan.
1. Lo has concebido y gestado en tus entrañas.
2. Lo has parido con dolor.
3. Ha marcado tu historia y la de tu familia, no como un hecho puntual, sino como un acontecimiento que estará presente siempre.

Es una serie de 4 artículos en los que explica cada uno de los puntos. Os animo a leerlos si no lo creéis o aún tenéis dudas. Si no las tenéis también. Me parece genial. 

Aquí tenéis el enlace al primer artículo que os llevará a los tres siguientes: 

divendres, 29 de març del 2013

Semana Santa

No soy muy devota de las procesiones de Semana Santa. El año pasado, con la excusa de acompañar a mi madre, fui a verla después de muchos años sin participar. Hacía casi un mes que Aina no estaba con nosotros y no pude reprimir las lágrimas. La mezcla del clima que se crea junto con mi tristeza fue una bomba de relojería. 

En realidad creo que desde que perdí a Aina tengo la sensibilidad a flor de piel, o quizás es que ya no me incomoda llorar públicamente, mostrar la parte de mí más vulnerable. Otra de las cosas que he aprendido.

Este año no he vuelto, pero me han traído una parte a casa. Mi cuñada forma parte de una cofradía y este año el paso del Sant Crist estaba adornado con gerberas rosas. Esta tarde mi hermano y ella me han traído  dos a casa.

Aquí están, en su rinconcito

Me hacen tanta ilusión estos detalles... Mil gràcies!

Si mi vida hubiera sido otra, quizás este año hubiera ido con una de mis hijas a recoger "confits". Pero ya sabemos que no esa no es mi vida. Aún así ellas siguen estando presentes.

dimecres, 27 de març del 2013

Las personas que te quieren

Las personas que te quieren no siempre están ahí. A veces necesitan de un tiempo y un espacio, necesitan alejarse y tú de ellos. Tiempo para intentar comprender, tiempo para que el dolor se calme, tiempo para pensar, para echar de menos...

Lo importante es que siempre vuelven, cuando es el momento, cuando se han curado heridas y el tiempo pasado te permite otra visión, de lo dicho, de lo hecho y de lo que no se dijo ni se hizo. No importa. 

No hablo de perdón, siquiera. No hace falta perdonar ni que te perdonen. Hablar sí, explicar, quizás, cuáles fueron las razones, pero ya las sabemos... Al final todos hemos aprendido, sobre todo que nos queremos.

A veces hace falta poner el contador de "pecadillos" a cero y lo importante es el ahora. Ahora sé que estáis y sabéis que estoy. 

Gracias por haber entendido y aceptado a esta nueva yo, a esta mujer-mamá, con hijas invisibles, pero reales. Gracias también por haber contribuido a su recuerdo con estos bonitos pendientes (que ya me puedo poner).

Vos estimam.

Júlia, Aina i la seva mamà

dimarts, 26 de març del 2013

Cómo me convertí en mamá

Sé que ya lo he contado alguna vez, pero permitidme que me repita. Me gusta leer como cambia mi manera de escribir a medida que el tiempo va pasando. Además, esta vez quiero ser capaz de recordar todos los detalles. 

Después de varios días dudando entre si saber o no saber, observando mis pechos diariamente, pegándome unas siestas de campeonato y llorando por cualquier cosa, me decidí a comprar una prueba de embarazo. 

Miércoles 18 de mayo de 2011. Con la excusa de ir a ver a mi madre paso por la farmacia. No quería decirle nada al papá. Después de varias decepciones durante los meses de amenorrea, no estaba muy convencido de "haber acertado". Hay que decir que entre una cosa y otra tampoco estuvimos muy activos, así que las probabilidades se reducían. No sé si es que esperaba ver en mí los típicos síntomas que salen en las películas y que nunca he tenido. Yo creo más bien que no quería ilusionarse demasiado.

De camino a la farmacia estoy entre ilusionada y asustada. Recuerdo que estaba muy cansada, tenía ganas de irme a dormir. Tengo grabado en la memoria el momento en que cruzaba un paso de peatones. Ahí iba yo, paseando con mi hija sin saberlo.

Entro en la farmacia esperando no encontrarme a nadie conocido. ¡Menos mal! Me da un poco de vergüenza pedir la prueba de embarazo (tengo un "trauma infantil" con lo de pedir en cualquier establecimiento, pero esa historia no viene a cuento). El farmacéutico me sirve. "Que no sea Clear Blue", pienso, casi cruzando los dedos. 

Esta especie de superstición con los test de embarazo es una tontería, pero esa fue la marca de la primera prueba de embarazo que me hice más de un año atrás (cuando la amenorrea), y al ver en la pantallita la frase "no embarazada" me cayó tan mal... Podrían poner algo más animado tipo "siga jugando" (por si alguien de la empresa lee esto, aquí dejo la idea).

Sí, lo sé, ya me he ido por las ramas.

Seguimos. 

Pues parece que el farmacéutico oye mis pensamientos y me ofrece otra marca. Le pago (¡vaya precios!, por cierto, ya es que si te llevas una alegría es lo que menos te importa) y al despedirse me dice: "que haya suerte". De repente, se queda como cortado, y rectifica: "Bueno, si es deseado". Me río: "Sí, sí, lo es. ¡Gracias!".

De camino a casa voy dándole vueltas "Tengo que ser capaz de esperar a mañana". La paciencia no es una de mis virtudes, pero prefiero hacerla con la orina de la mañana, cuando los niveles de hCG son más altos. No vaya a ser que dé negativo y ya estoy comiéndome la cabeza de nuevo. Pienso si sería mejor haber comprado dos, así podría hacerme una al llegar a casa y tengo "plan b" si da negativo.

Me gusta saber que estos momentos los estaba compartiendo con Júlia, aunque yo aún no lo supiera.

Dejo la prueba en el bolso, allí el papá no la verá. Pongo mi despertador media hora antes que el suyo y me paso la noche en vela planeando cómo se lo diré al papá, a quién más se lo diremos, qué voy a hacer a partir de ahora, cuando nacerá, etc, etc, etc. Tanto y tanto pensé, que al final me quedé dormida y me desperté al mismo tiempo que el papá. Primera lección de mi hija: no hagas tantos planes, las cosas no siempre salen como esperamos.

Ahora viene lo importante: ¿Cómo hacer para que el papá no me vea si compartimos baño? En estas ocasiones una se arrepiente de no tener dos baños en casa.

Para hacer la situación más cómica si cabe, hay que imaginárselo (muchas de las cosas que tienen que ver con Júlia necesitan de mucho sentido del humor). En el salón, abriendo el test de embarazo sin sacar la caja del bolso (ni McGyver). Me la llevo al baño camuflada bajo alguna prenda de ropa (que no recuerdo). Me siento en el váter. Me estoy meando, pero espero a que el papá salga para poder poner la prueba debajo de la orina. Intentando apuntar, sujetando la prueba con la mano, entre las piernas, con los muslos cerrados porque el papá no dejaba de entrar y salir del baño. No sé ni cómo pudo ser una prueba válida.

En una de las salidas, aprovecho para dejar la prueba en el taburete del baño, bajo algunas prendas. Ahora toca esperar y voy a vestirme. Vuelvo a los 30 segundos y veo dos rallitas moradas. Creo que sólo quien ha vivido esto puede entender la alegría y el pánico que se apoderaron de mí en ese momento. Iba a ser madre. ¡Ya era madre!

A todo esto el papá venía a despedirse y le planté el test frente a los ojos. "¿Y esto qué quiere decir?", pregunta. "Si te lo enseño, ¿a ti que te parece?", contesto mientras me subo en la nube que me acompañará durante todo el día. Nos miramos con cara de tontos, nos abrazamos... ¡Somos tan felices!

Ese 19 de mayo de 2011 será para siempre uno de los más importantes de nuestras vidas. Aunque Júlia llevaba conmigo algunas semanas, ese día me convertí conscientemente en su mamá.

diumenge, 24 de març del 2013

Las pistas de Júlia

Hacía varios meses que mi regla se había normalizado, después de un año de amenorrea. Me habían diagnosticado SOP (Síndrome de Ovarios Poliquísticos) y el papá y yo estábamos esperando para hacernos pruebas de fertilidad.

Llevaba cuatro días de "retraso". Lo pongo entrecomillas porque cuando una tiene unas reglas tan irregulares como las mías, nunca sabe cuándo va a aparecer la menstruación.

Cada mañana, al levantarme, me miraba en el espejo, desnuda y veía unos pechos que no reconocía. Una areola muy marcada, algo oscurecida y los pezones muy sensibles, los pechos hinchados... Estaba mucho más cansada que de costumbre, tenía mucho sueño. Pero sobre todo, me emocionaba en situaciones poco habituales para mí. No suelo ser de lágrima tan fácil.

Hubo una campaña llamada "Mallorca m'agrada". Los pueblos de Mallorca grababan un lipdub, por las calles, con diferentes canciones. No es que fueran especialmente emotivos, más bien son graciosos, divertidos, pero yo acababa llorando a lágrima viva al verlos. Notaba cómo surgía de mi interior una emoción muy intensa, incluso me faltaba el aire.

La pista final que me dijo que algo estaba pasando en mí, fue viendo la tele. En un programa que no recuerdo salió El Koala, haciendo una versión acústica con la guitarra de "Opá yo viazé un corrá". Y me puse a llorar como si me fuera la vida. Sí, lo sé, podéis reíros. Yo también me río cuando lo pienso, pero es que no podía evitarlo...

Además me encanta tener esta historia tan cómica, incluso surrealista, con Júlia. Es parte de mi vida con ella. Llevábamos unas semanas juntas, sin yo saberlo, y gracias a todo ello se hizo evidente su llegada. Pienso si tendrá algo que ver con el sentido del humor que hubiera tenido de haber llegado a vivir...

dijous, 21 de març del 2013

Mi vida con ellas

Una buena amiga me recomendó que hiciera un diario con todo aquello que había vivido con cada una de mis hijas. Fue tan poquito el tiempo que compartí conscientemente con ellas que esta sería la manera de darme cuenta de todo lo que vivimos juntas y poder tener recuerdos de esos momentos.

Además me ayuda a diferenciar cada uno de los embarazos, a poder dar más identidad propia a Júlia i Aina. Es tanto lo que tienen en común que cada una de ellas merece su propio lugar en nuestra vida. Así que he creado dos nuevas etiquetas: "Mi vida con Júlia" y "Mi vida con Aina".

Ha pasado mucho tiempo y es algo complicado recordar. ¡Ojalá utilizara mejor la agenda! Pero voy a intentarlo. A aquellos y aquellas que me leéis y habéis compartido momentos de mi vida, os agradecería que me echarais una mano. Otras cositas ya las he contado por aquí alguna vez y sólo tendré que recuperarlas.

Me da a mí que va a ser divertido, emocionante y sanador!

dimecres, 13 de març del 2013

Soy madre

¿Soy madre?” era el título del primer hilo que escribí al llegar a SUA. Al cumplirse el primer año de mi vida sin Aina, quise reescribir el título del post, afirmando la pregunta: SOY MADRE.

Soy madre por muchas razones: las concebí, las parí, las amé y las sigo amando... Pero sobre todo soy madre porque vivo como tal. Vivo como madre de mis hijas, igual que vivo como hija de mis padres, como hermana de mis hermanos, como nieta de mis abuelos… No importa si están cerca o lejos, si viven o han muerto… Me siento hija, nieta, hermana… y madre.

Me pasé la tarde-noche de ayer hablando de mis hijas. En lugares diferentes, en situaciones diferentes, con personas diferentes... Surgió, sin forzar nada. Se me iluminaban los ojos cada vez que pronunciaba o escuchaba (los que me rodean también se han animado a hacerlo) los nombres de Júlia y Aina.

Me siento "normalizada". Siento que he ganado la batalla: puedo hacer una vida normal sin tener que esconder nuestra historia, sin tener que vivir una "doble vida".

diumenge, 10 de març del 2013

Mi vida sin ellas

Llevo bastantes días dándole vueltas: ¿cómo llamo a esta nueva etapa? ¿Qué "etiqueta" le pongo?

En SUA hay un subforo llamado "La vida después del duelo inicial". Me gusta ese nombre porque es cierto que no existe aquel dolor intenso del principio, pero eso no quiere decir que no nos sigamos acordando de nuestr@s hij@s cada día, incluso que alguna vez volvamos a caer.

Yo aún no puedo saberlo, pero muchas mujeres explican que si al paso del tiempo le suman la llegada de un nuevo hijo o hija, mucho menos validado está el recuerdo y el dolor por el/la que se fue. ¡Cómo si uno pudiera substituir al otro! ¿Os imagináis decírselo a una mujer que ha perdido a su hij@ en vida? "No te preocupes, tienes más hijos". Pero claro, nuestra maternidad sin hijos "visibles", no está reconocida... ¡Cuánto nos queda por avanzar!

Pero volviendo al tema de la etiqueta. Aunque el nombre del subforo me atrae, quería darle un giro. Algo que signifique un cambio, una nueva etapa, pero que al mismo tiempo no dé la impresión de olvido, de que mis hijas ya no son importantes en mi vida.

Así que he pensado en "Mi vida sin ellas". Me gusta porque sirve para cualquier momento, pasen los años que pasen. Mi vida continúa, pero siempre va a ser sin Júlia y Aina. Me permite seguir contando mi historia, nuestra historia, sin su presencia física. La vida de una mamá sin sus hijas.

De momento, me quedo con esta etiqueta. Se admiten sugerencias...

divendres, 8 de març del 2013

Regalos de cumpleaños

Se me cae la baba con los mensajes que llegaron de todos lados para felicitarme por el primer año de Aina. Me han hecho sentir muy especial... GRACIAS, de corazón.

No voy a transcribirlos aquí (me permito algo de intimidad), pero sí quiero dejar las imágenes que nos regalan y que tanto me gustan. Cada mes las voy recopilando en Imágenes para nuestra historia, pero al ser una fecha tan especial, me gustaría guardarlas en una entrada especial.

Gracias, Maira! Gracias, Montse! Por tantas imágenes bonitas que nos hacéis llegar.



Mi gran regalo son todas y cada una de esas personas que han querido seguir en mi vida, incondicionalmente, o que han llegado a partir de la marcha de mis hijas. Me siento afortunada.

dijous, 7 de març del 2013

Adiós al duelo

Dicen que el duelo dura entre uno y tres años. No sabría definir en qué momento estoy yo... Pero al cumplirse un año de la partida de Aina, por alguna razón que no sé explicar, siento la necesidad de cerrar "virtualmente" esta etapa del duelo. 

No pienso dejar de escribir aquí. Este es el lugar de mis florecitas y siento que tengo cosas que compartir aún. El camino continúa y sigo aprendiendo mucho. Pero sí que este será el último escrito con la etiqueta "Mi duelo" (tendré que inventar una nueva).

El día de hoy significa un antes y un después para mí. Aparentemente no es muy diferente de ayer, ni de la semana pasada, incluso del mes pasado. Pero ha pasado un año y a partir de ahora cada fecha especial ya la habré vivido alguna vez, ya no será la primera. Es como una especie de “final” de una etapa o de “principio” de otra. No sé muy bien como explicarlo, simplemente lo siento así.

Ha sido un año intenso, un año de aprendizajes, de descubrimientos y redescubrimientos, de emociones y sentimientos... Un año duro, complicado, pero que forma parte de mi vida, de mi maravillosa vida.

Es mi manera de decirle "adiós" al duelo.

Un any sense tu, Aina

En pocs minuts farà un any que vaig veure la imatge més meravellosa que he vist mai: la teva cara, Aina. Petita, preciosa i perfecta... Avui aquesta imatge m'ha acompanyat durant tot el dia. No puc (ni vull) recordar res més d'aquell dia. No eres viva, com haguessim volgut, però era feliç de veure la nina que el papà i jo havíem creat.  

Molts d'anys, confitet meu!

Júlia, vida meva, 18 mesos amb tu al meu cor... La meva nina gran...

Encara em costa creure la coincidència dels dies... ¿Les causalitats?

Avui no em fa mal. Avui el vostre record és tendresa i amor...

Vos estim, filles meves.

dimarts, 5 de març del 2013

La pérdida en televisión

En estos días de recordar el último año vivido, os dejo con dos vídeos de programas de televisión en los que se trata la pérdida gestacional. Me reconfortó mucho en su momento, y lo sigue haciendo, ver que poquito a poco se van dando pasos para dar voz a tantos padres y madres.

El primer enlace es una entrevista a la doula Beatriz Fernández en Espejo Público


El segundo es una entrevista a Maria Teresa Pi-Sunyer y Marta Muñoz, fundadora y presidenta respectivamente de la asociación Petits amb Llum, en el programa Para todos la 2


¡Gracias por hacernos menos invisibles!

dilluns, 4 de març del 2013

Sanar tras un aborto

Preparando al primer aniversario de Aina... Recordando todo lo vivido y aprendido en estos meses, en estos días, he encontrado un enlace que quiero compartir.


El artículo vale la pena (y además habla de SUA), pero os recomiendo especialmente el vídeo del corto Unborn (No nacido). Es increíble lo que se puede expresar a través de la danza.

Deseo que os guste.

divendres, 1 de març del 2013

Me gusta hablar de mis hijas (II)

Os pongo en situación. Fiesta de cumpleaños del hijo de unos buenos amigos. Hacia el final quedábamos unas 6 o 7 personas, familiares de mis amigos, que vemos de año en año. 

Yo estaba jugando con la hermana del cumpleañero, un bebé de 4 meses. Uno de los asistentes de repente pregunta: ¿Pero tú no tenías dos? De repente, se hace el silencio... ¡Ya estamos! Situación incómoda para tod@s, menos para mí, que me da la oportunidad de reconocerme socialmente como madre: "Y tengo dos hijas, en el cielo", contesto. Lo suelto con total normalidad, sin dejar de jugar con la pequeña, evitando así, mirar las caras de vaya-metedura-de-pata que hay a mi alrededor. 

No puedo evitar reírme cuando lo pienso... 

Él seguía como reafirmándose, hablando bajito en plan "¿Ves? Ya sabía yo que tenía dos", mientras su mujer y demás se lo comían con la mirada. Tendría que haber ayudado un poco, diciendo lo agradecida que estaba por haberlo tenido en cuenta, pero estaba tan contenta (y sorprendida) por no haber sentido la necesidad de negar a mis hijas para protegerme, que con eso me quedé.

Hace pocos días, en el trabajo, hablando de embarazos con una compañera (¡qué suerte de compañeras tengo!), una de las maestras que acaban de llegar me pregunta: "¿Tu también tienes hijos?". "Sí, tengo dos hijas, pero no llegaron a nacer", respondo. Y seguimos conversando y riendo sobre los "caprichos" durante el embarazo con total normalidad. 

Qué alivio siento al poder contarle al mundo que mis hijas existieron, y las sigo teniendo presentes.

A pocos días del primer aniversario de Aina, puedo decir que vivo un momento dulce del duelo. Esa hermosa tristeza de la que hablaba Ceci en la entrada anterior.

Hermosa tristeza

Hoy me han descubierto estas preciosas palabras para describir aquello que siento, que sentimos las mamás que hemos perdido a nuestros esperad@s hij@s: hermosa tristeza.

No quiero escribir mucho más. Os dejo las palabras de Ceci, mamá de Ludmila, que lo explica muy bonito en su blog Yo te esperaba.

Feliz cumpleaños, Lu! Muchos besos, Ceci!