dilluns, 10 de desembre del 2012

La pareja y la pérdida

He compartido muchos sentimientos aquí, muchas experiencias. Cuando empecé con el blog, no tenía muy claro si hacerlo público, pero alguien me animó y, aunque en muchos momentos me sienta "desnuda", saber que puedo estar ayudando de alguna manera a personas que han tenido experiencias semejantes a las mías, me hace sentir bien.

He hablado mucho sobre mí, pero no sé si tanto del papá y de qué manera estamos viviendo la paternidad/maternidad como pareja.

Nos costó decidirnos a tener un hijo, pero finalmente nos ilusionó la idea. Recuerdo que el día del positivo él se compró un buen chuletón para comer "No todos los días se entera uno de que va a ser papá". Esa ilusión del principio, me enternece. Nunca más volveremos a sentirlo de la misma manera. Era nuestra primera hija y con ella se fue la inocencia.

No viví mis embarazos con especial emoción. No sé si es que ya temía el desenlace, pero me costaba crear un vínculo con ese bebé que crecía en mi interior. Ahora me arrepiento. Al papá también le costaba. Participó en todo lo que pudo, pero no dejó de ser una idea abstracta para él. A parte de unas ecografías y la escucha de un doppler, su vida no se vio afectada. Los cambios los experimentaba yo y él acompañaba cómo bien sabía. En general, los papás no llegan a ser conscientes del todo hasta que ese bebé llega.

Por eso mismo las pérdidas las hemos vivido de distinta manera.  Le ha dolido, claro que sí, lloró como nadie durante y después del parto. Fueron los momentos en los que yo me sentía más fuerte y en los que intenté protegerlo. Después llegó mi caída y el se convirtió en el pilar de la familia. Es curioso como, sin darnos cuenta, nos complementamos. Pero, al mismo tiempo, eso que nos complementa también nos separa.

Imagino que él, por su manera de ser, por sus vivencias, tiende a poner la mirada hacia adelante. Yo necesito tener más presentes a nuestras hijas, hablar de ellas y recordarlas. Siempre hemos respetado los sentimientos del otro, pero las formas de sentir nos han alejado.

No voy a negar que es difícil volver a encontrar el equilibrio en la pareja. Un hijo te cambia la vida, incluso cuando no llega. Las necesidades de una y otro no son las mismas.

Pero vamos haciendo camino. La comunicación está siendo básica. Aprender a pedir, aprender a escuchar. Volver a encontrarnos como pareja, como personas diferentes a las que éramos. Saberse amado/amada. Volver a enamorarse. Creer en un proyecto de familia que, aunque truncado, sigue ahí, con ilusión.

Es importante apuntar que estamos necesitando ayuda profesional para ello. Una mirada externa que nos ayuda a "traducirnos". Ha sido una muy buena decisión.

Otro regalo que nos están dejando nuestras hijas. 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada