dilluns, 19 de març del 2012

Conviviendo con el humor y los recuerdos

Me sorprende verme reír. No me molesta y sé que es necesario, que debo permitírmelo y debo hacerlo. Pero aún así me sorprende. Me río a gusto, no es forzado, es sincero pero raro (¿me ha salido un pareado?).

Por una parte está bien saber que conservo mi sentido del humor (algo especial ¿por qué no decirlo?). No os equivoquéis, no estoy mal. Creo que estoy llevando un buen proceso en el duelo. Aunque eso no evita que la alegría no sea la emoción predominante en mi vida éstas últimas semanas. Están el miedo, la tristeza, la apatía, el enfado, el dolor, la calma, la melancolía, la añoranza, el amor, el optimismo, la paz... pero no la alegría. Más que la alegría diría el buen humor.

Por otro lado, me molesta sobremanera que la gente piense que todo ya ha pasado porque me vean reír. Ves cómo se relajan y mi presencia se les hace menos dura. Pero en medio de esas risas nombro a mis hijas y las caras cambian. Las miradas se van hacia abajo o hacia otro lado. El silencio. Cambian de tema a la primera oportunidad.

Sé que también es difícil estar en su situación, me hago cargo. No saber qué decir, no saber qué hacer... En el fondo quieren ayudarme a estar mejor, pero no saben cómo. No saben que lo único que necesito es ver que están ahí, que me escuchan, que necesito recordar a mis hijas y saber que los demás también las recuerdan, que sienten que no estén con nosotros, que se emocionen delante de mi, que no me importa llorar delante ellos, que llorar me ayuda a superar la pérdida. Me molesta que quieran tenerme entretenida para que no piense en todo lo ocurrido, porque lo que no saben es que afrontándolo me ayudan a superarlo mejor.

Voy aprendiendo a estar callada, a dejar los recuerdos de mis hijas para mi. Así la situación no se hace tan incómoda. Intento pasarlo lo mejor posible y escribir después mis pensamientos.

A veces también lo hago porque me siento juzgada. ¿Cuánto tiempo se me permite estar triste? ¿Cuánto tiempo se me permite recordar? Respondería "el que a mi me dé la gana", pero no creo que realmente sea así.

Otras veces soy yo la que no me lo permito, para no preocupar a los que tengo más cerca, para no hacerles pasar por la angustia de no saber qué decir ni qué hacer. A veces pienso si me estaré aislando demasiado...

Sé que aunque ahora esté así, no va a ser para siempre. Algún día aprenderé a vivir con este dolor. Algún día la alegría y el buen humor serán predominantes en mi vida. No me extrañaré al reírme, no me sentiré rara. Pero también sé que nunca me voy a olvidar de mis niñas.

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